Mi nombre es Andrés Galindo, tengo 42 años y soy técnico en mantenimiento industrial. Hace unos años, pedí un crédito de libre inversión para hacer mejoras en mi casa y comprar herramientas que necesitaba para mi trabajo. En ese momento tenía ingresos estables, pero más adelante llegaron meses difíciles: contratos que no se renovaban, ingresos que se reducían… y poco a poco, se me hizo imposible seguir pagando.
Me atrasé y terminé reportado. Lo intenté todo, pero ningún banco me daba otra oportunidad, a pesar de que mi situación ya había mejorado. Me sentía estancado. Como si un error del pasado definiera todo mi futuro financiero.
Mi situación cambió cuando supe que la entidad financiera donde tenía mi deuda había cedido mi cartera a QNT. No sabía qué esperar, pero resultó ser lo mejor que podía pasarme. En QNT me explicaron que ahora ellos estaban a cargo y que podía acceder a un plan ajustado a mi realidad, sin presiones ni promesas irreales.
Gracias a eso, pude ponerme al día poco a poco. Lo sentí como una segunda oportunidad, pero esta vez con un acompañamiento claro, transparente y sin juzgarme.
Hoy, después de cumplir con ese plan, ya no estoy reportado. Volví a tener acceso al sistema financiero, pude sacar una tarjeta de crédito y, sobre todo, recuperar la tranquilidad que tanto necesitaba.
Rebancarizarme no fue solo saldar una deuda; fue volver a ser parte del sistema, recuperar mi nombre y seguir avanzando con la frente en alto. Si estás pasando por algo parecido, quiero decirte que sí hay una salida. A veces, lo único que hace falta es una oportunidad justa y alguien que te entienda.
– Satisfacción de Andrés durante su rebancarización –