Mi nombre es Claudia, tengo 36 años y soy mamá de dos niños maravillosos. Siempre he sido muy organizada con mis finanzas, pero hace un tiempo, empecé a usar mi tarjeta de crédito con más frecuencia para cubrir gastos del día a día: el mercado, algunas compras para mis hijos, una que otra urgencia. Al principio no parecía gran cosa, pero poco a poco, la deuda creció y se volvió difícil de manejar.
Cada mes pagaba lo que podía, pero sentía que no avanzaba. Me angustiaba pensar en los intereses y en cómo esto podía afectar mi historial crediticio. Después de varios meses en los que no pude pagar, me enteré que mi deuda ya no la manejaba mi banco sino QNT, por lo que me puse en contacto con ellos.
Pensé que era el típico proceso largo, lleno de requisitos imposibles. Pero fue todo lo contrario. Desde el primer momento, me explicaron con claridad las opciones que tenía y me ofrecieron un plan personalizado que se ajustaba justo a mi capacidad de pago. Sin complicaciones, sin papeleos interminables.
Lo que más me gustó fue que no me juzgaron. Me sentí acompañada y, por primera vez en mucho tiempo, tranquila. En cuestión de semanas, ya estaba al día con la tarjeta y podía ver cómo mi historial empezaba a mejorar. Esa tranquilidad no tiene precio.
Hoy sigo siendo muy cuidadosa con mis finanzas, pero ahora tengo más conocimiento y herramientas para tomar mejores decisiones. Y lo mejor: volví a tener acceso a crédito sin miedo ni estrés. Gracias a ese respiro que me dio QNT, incluso pude organizarme para empezar un pequeño emprendimiento de postres caseros, algo que me da unos pesos de más.
Si estás atravesando un momento difícil con tus finanzas, no te desanimes. Siempre hay maneras de reorganizarse y salir adelante. En mi caso, encontrar un acompañamiento claro y sin juicios hizo toda la diferencia. A veces, solo se necesita una guía para volver a tomar el control.
– Satisfacción de Claudia durante su rebancarización –
